Argentina inició una semana dedicada a la agenda internacional, con la visita del flamante presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, en su primera misión al exterior, reafirmando la voluntad de integración expresada en palabras y hechos por los grandes de la independencia sudamericana como San Martín y O’ Higgins.
Y finaliza con la visita del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce. En ambos casos, se trata de vínculos estratégicos para el país y más aún para nuestra provincia de Jujuy teniendo en cuenta los escenarios futuros.
Transitamos un sistema de internacional complejo para el reposicionamiento de los intereses de nuestra región en la política mundial.
Hay un claro consenso respecto a que el desarrollo no se produce en soledad y que es menester la puesta en común de una agenda que permita una mejor inserción internacional.
En relación con el significado profundo de la visita chilena y boliviana, mucho fue mi aprendizaje y experiencia cuando me desempeñé como secretaria de Integración Regional y Relaciones Internacionales en el gobierno de Jujuy en 2014-2015. Uno de esos legados es la certeza de que construir comunidad, región, cooperación e internacionalismo constituyen los ejes de la política hacia Chile y Bolivia.
¿Por qué las provincias, regiones y departamentos son actores claves para la integración regional del Cono Sur?
Porque integrar la política exterior significar ver los intereses subestatales representados en la planificación y ejecución de las acciones de vinculación exterior.
Durante los últimos años, las provincias han puesto en evidencia los temas urgentes para el desarrollo local: la infraestructura de conectividad (redes viales, el ferrocarril, rutas aéreas), la articulación de cadenas de valor agregado (el litio, el azúcar, son algunos ejemplos), la energía (renovable y convencional) y la necesidad de replantear los canales de comercialización existentes y acceder a nuevos mercados a través de los Corredores bioceánicos.
Con este escenario, los gobiernos locales apuestan a procesos de integración regional de carácter subnacional como los Comités de Integración Fronteriza Argentino-Chilenos y Argentino-Bolivianos, y la ZICOSUR (Zona de Integración del Centro Oeste de Sudamérica), un espacio que comparten con sus pares transfronterizos de Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.
Resulta claro que los gobiernos locales tienen una aguda lectura de su realidad y sus necesidades, y que no requieren de un Estado que les diga cómo hacerlo, sino que las acompañe y las apoye en sus procesos de inserción internacional, fortaleciendo sus capacidades y representando sus intereses.
Los Estados argentino, chileno y boliviano tienen en enorme desafío de potenciar esa integración, fortaleciendo la infraestructura de los corredores bioceánicos, motivando al sector privado a trabajar en cadenas de valor regionales y transfronterizas, creando espacios de diálogo y puesta en común para maximizar las capacidades locales y el contexto internacional.
En este mapa el litio es un tema de agenda central para los tres países, aún bajo modelos de producción diferentes, es posible tejer líneas en torno a la generación de valor agregado.
El gas es otro punto principal en donde articular con Bolivia a corto plazo resulta indispensable para el tejido productivo e industrial.
El tercer eje, la conectividad territorial, constituye la columna vertebral de la integración ya que, de cara a mejorar las condiciones de inserción internacional de la región debemos, primero, atender las necesidades de la integración puertas adentro.
La integración latinoamericana es fundamental para desarrollar la región del noroeste argentino en el eje del corredor bioceánico no solamente desde Antofagasta e Iquique hasta el sur brasilero sino también, incorporando a Bolivia como socio comercial, no sólo por la significancia de sus recursos energéticos, sino como destino de la producción jujeña con valor agregado.
(*) Carolina Moises - Diputada Nacional Frente de Todos - Jujuy
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