Denuncia la crisis en los comedores comunitarios del Barrio El Triángulo y barrios aledaños

La responsable del comedor Divino Niño Jesús y Rincón Feliz, Nora Córdoba, expresó la grave situación que atraviesan en los comedores que atienden en diferentes barrios de la ciudad. Situados en el Barrio Aredes, 22 de Mayo, y otros comedores denominados Santa Rosa de Lima y Niños de la Calle que están ubicados en el B° El Triángulo, estos espacios enfrentan serias dificultades para brindar alimentación a los niños y familias que acuden en busca de ayuda.

“No estamos en buenas condiciones en cuestiones de alimentos”, aseguró Nora. La situación se complica aún más por las cuotas alimentarias provinciales, que se encuentran atrasadas. “Hace un mes nos pagaron de dos meses de los cinco que nos debían y ahora llevamos tres meses sin recibir los fondos completos”, explicó.

El comedor cuenta con una matrícula de 309 niños, y cada mes recibe aproximadamente 920 mil pesos en aportes, una cifra que resulta insuficiente para cubrir los costos. “La plata está desvalorizada, y nos hace muy difícil comprar carne, verduras y otros insumos básicos”, comentó. Para poder alimentar a los niños, deben realizar muchas ventas de productos como bollos, empanadas, además de contar con colaboraciones de comerciantes y verduleros amigos, que les donan algunos alimentos.

La situación se agrava aún más por la burocracia del gobierno, que obliga a presentar una gran cantidad de documentación para retirar la mercadería provincial, lo que resulta difícil de cumplir. Por ello, Nora solo retira los alimentos que le proveen empresas como Ledesma y algunos comerciantes de confianza.

“Hago esto sin interés político, solo por los chicos, porque me comprometí a ayudar y no quiero que ningún niño pase hambre”, afirmó con convicción. Sin embargo, la reducción en la cantidad de días de trabajo –pasaron de lunes a viernes a solo tres veces por semana, e incluso a veces solo dos– y la falta de recursos hacen que el panorama sea cada vez más desolador.

Además, Nora precisó que muchos de los chicos que asisten a los comedores están en situación de vulnerabilidad, con problemas de adicciones, sin empleo ni posibilidades de generar changas. “Este comedor no puede solventar toda la demanda que llega, pero seguimos haciendo lo posible por cuidar a los niños, porque eso es lo más importante”, expresó.